lunes, 6 de junio de 2016

Preparando a los hijos para el éxito o el fracaso


Todos los seres humanos nacemos con una capacidad muy grande para aprender, de hecho, desde que estamos en el vientre materno, las células nerviosas del cerebro ya están  recibiendo información. Se sabe que el feto se asocia a la voz de su madre, a sus emociones y a la música que escucha. Una vez que el bebé nace su cerebro está listo para recibir toda la información del medio que lo rodea a través de sus sentidos, información que moldea su estilo de vida  y le va dando elementos para comprender, vivir y aceptar o cambiar su realidad.

Según los neurocientíficos, las células cerebrales, únicas en cuanto a su estructura, son  maravillosamente flexibles  en los primeros años de vida, lo que permite a un niño aprender  casi lo que sea con una rapidez y facilidad impresionante. Cuando un niño llega a una edad aproximada de 10 años, las  neuronas empiezan a perder  cierta flexibilidad, y aunque nunca se deja de aprender, se sabe que la mayor base en el sistema de creencias y valores, habrá quedado instalada en la mente de ese  Ser humano.

Hay un dicho que versa “Niñez es destino…” Sin ser tan deterministas, resulta que ciertamente la influencia que deja en la forma de ser y pensar de una persona se moldea en los primeros años de vida sin que eso implique que no se pueda romper con los patrones establecidos una vez que así alguien lo decide; sin embargo, no siempre resulta fácil. Un ejemplo muy común se puede encontrar en los estereotipos que se establece en los niños varones dentro de la casa: “Los niños no lloran…Los hombres no lloran” “Los niños que juegan a la comidita son maricas… los hombres que hacen el desayuno en su casa son mandilones…” etc.

Preparar a los hijos para el éxito, implica que los padres necesitan estar conscientes de qué tipo de valores desean instalar en sus hijos, necesitan replantear ellos mismos cuáles son las creencias que hoy por hoy los limita y los aleja de sentirse plenos o felices y que incluso los afecta en sus estilos de crianza.

Los estilos y formas de crianza son la manera en que los padres se relacionan con sus hijos en diferentes aspectos, esto es, la manera en que demuestran su afecto, establecen límites , definen su comunicación, establecen actividades en conjunto, y le dan valor y valía a cada miembro de la familia.

Cuando los padres enseñan a partir de valores y creencias acordes a su actual realidad, o sea, sin los estereotipos sociales de represión  y con una actitud congruente, con toda seguridad estarán fomentando en sus hijos las bases  de una buena autoestima y una buena comunicación, elementos esenciales para alcanzar  relaciones  futuras  más constructivas y exitosas.

Hasta la próxima

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